Los empleados no renuncian a las organizaciones, huyen de los malos jefes. La peor situación que le puede tocar a un empleado es ser parte de un equipo cuyo jefe es un micro-gerente (micro-manager) que no se preocupa por su desarrollo y en donde no hay oportunidades de crecimiento y desarrollo.
Hay jefes que se enfocan con total prioridad en las utilidades o en los resultados, muy por sobre las personas y que buscan obtener -a veces con abusos- cada gramo de productividad de los empleados. Nunca reconocen lo que su personal hace bien, ni tampoco permiten que el equipo celebre sus éxitos. Se trata de avanzar rápidamente hacia el siguiente objetivo.
No hay un liderazgo real (visión e inspiración), solo gestión (comando y control). La expectativa de estos jefes es básicamente que todos hagan lo que ellos dicen, sin reflexión y sin ninguna posibilidad de cuestionamiento. Las opiniones, sugerencias y recomendaciones de los empleados no son bienvenidas y se ignoran por completo.
“La motivación de un empleado es un resultado directo de la suma de interacciones con su gerente”. – Bob Nelson
Esto lleva a que los empleados se desconecten de su entorno, que pongan a dormir su cerebro, que “naden de muertito” y que se enfoquen únicamente en esperar su salario y los fines de semana. El espíritu de equipo y la moral son extremadamente bajos. Las personas se sienten sofocadas. Por lo tanto, no se quedarán allí mucho tiempo.
La mayoría de las personas no hará nada extra fuera de sus especificaciones laborales. La carga de trabajo puede ser inmensa, sin embargo, a las 5:00 pm en punto, se verá a los empleados desfilar por la puerta de la oficina, como si hubiera un simulacro de incendio.
La rotación de empleados será alta. Muchas personas querrán irse, pero debido a las deudas o compromisos económicos personales y familiares, se quedarán.
No es de extrañarse, las empresas en donde ejerce este modo de jefatura, no duran demasiado, y muchas quiebran y -por supuesto- le culpan al mercado, a la economía y a la ineptitud de las personas que contrataron. No importa cuán excelentes sean los productos y / o servicios de una compañía, si la administración es disfuncional, esa compañía tendrá serios problemas.
El típico ‘mal jefe’ pasa su tiempo dirigiendo y monitoreando -casi persiguiendo- a los empleados en lugar de empoderarlos. La microgestión es opresiva, fomenta la ansiedad y crea un ambiente de trabajo de alto estrés. Eventualmente, los empleados se desencantarán y querrán trabajar para otra compañía. Se irán en la primera oportunidad que tengan.
Un mal jefe puede tomar un buen personal y destruirlo, haciendo que los mejores empleados huyan y el resto pierda toda motivación. Es hora de que las empresas se den cuenta de que todo el dinero o las ventajas del mundo no retendrán a un buen personal si tienen un mal jefe que hace que su día a día en el trabajo sea miserable.
Otros tipos de malos jefes
Ignora el reconocimiento y lo que el equipo hace bien: hacer que el reconocimiento de los empleados sea parte de su rutina habitual es tan fácil como desarrollar un premio al empleado del mes o escribir simples notas de agradecimiento cuando un miembro del equipo va más allá del alcance normal de su función.
Ignora a los malos colaboradores y no los corrige: el gerente debe tener claro que su trabajo es verificar el desempeño de todos y recompensar a las personas adecuadas, al mismo tiempo que motiva y se reúne (interviene) con aquellos que no están cumpliendo con las expectativas.
Espera que los empleados lean su mente, no se comunica: la comunicación es clave para cualquier persona que maneje personas. Es mucho más fácil hacer bien el trabajo si las expectativas y la dirección se comunican claramente desde el principio. Cuanto más se comunique, más se conocerán como compañeros de trabajo y personas, y eso solo ayudará a su entorno de trabajo en equipo y oficina.
Se resiste al cambio: resistir el cambio puede ralentizar los procesos, disminuir la moral del equipo. Hay que ser abierto a nuevas ideas que puedan marcar la diferencia en su negocio.
Un jefe impacta positivamente o destruye a su equipo.
Un estudio encontró que un mal jefe puede afectar negativamente la salud mental y física de los empleados. Sí, un mal jefe puede enfermar a los empleados. Los empleados de malos gerentes tienen un mayor riesgo de hipertensión arterial, estrés crónico, problemas para dormir, ansiedad, problemas de abuso de sustancias, comer en exceso, ataques cardíacos y otros problemas de salud.
Los empleados anhelan buenos jefes. Un estudio reciente dice que el 56% de los empleados rechazaría un aumento del 10% para quedarse con un buen jefe. Que les exija y que logre resultados por medio del empoderamiento y la confianza. Que sea un jefe humano.
No hay nada como tener un jefe que realmente se preocupe por su equipo. Que apoye, eduque y aprecie a sus empleados. Que sea congruente entre lo que exige y lo que muestra en su conducta personal y profesional. Los empleados estarán dispuestos a hacer más y dar más.
Tener jefes capacitados y que comprendan su rol, es un beneficio para los empleados
Actualmente, la mayoría de las compañías no piensan en los buenos jefes (directores, gerentes, supervisores) como un beneficio, ni publicitan ese beneficio a los posibles empleados, pero es el mejor incentivo para mantener al personal feliz, comprometido y estable.
¿Qué acciones tomarás en tu negocio y en tu vida, en este sentido?
Comentarios e Información:
www.coachpepevillacis.com Cel. (442) 263 3009
Deja un comentario