Stephen MR Covey, en sus libros The Speed of Trust y Smart Trust, nos dice que la capacidad de establecer, crecer, ampliar y restablecer la confianza entre todas las partes interesadas es la competencia de liderazgo fundamental de la nueva economía global.
De acuerdo a casi todas las fuentes en los que investigamos (la mayoría en base a estudios en Estados Unidos), la confianza está en declive. La confianza en nuestra cultura en general, en nuestras instituciones y en nuestras empresas es significativamente más baja que hace una generación. Las investigaciones muestran que solo el 49% de los empleados confían en la alta gerencia, y sólo el 28% cree que los CEO son una fuente confiable de información. Adicional, la pérdida de confianza en los mercados financieros de hoy. De hecho, “la confianza hace que el mundo gire”, y en este momento estamos experimentando una crisis de confianza.
El primer trabajo de cualquier líder es inspirar confianza. La confianza es confianza que nace de dos dimensiones: carácter y competencia. El carácter incluye tu integridad, motivación e intención con las personas. La competencia incluye sus capacidades, habilidades y resultados visibles. Ambas dimensiones son vitales.
Con el enfoque cada vez mayor en la ética en nuestra sociedad, el lado del carácter de la confianza se está convirtiendo rápidamente en el precio de entrada en la nueva economía global. Sin embargo, el lado diferenciador ya menudo ignorado de la confianza, la competencia, es igualmente esencial. Podría pensar que una persona es sincera, incluso honesta, pero no confiará plenamente en esa persona si no obtiene resultados. Y lo contrario es cierto. Una persona puede tener grandes habilidades y talentos y un buen historial, pero si no es honesta, tampoco confiará en esa persona.
Los mejores líderes se enfocan en hacer de la creación de confianza un objetivo explícito. Debe llegar a ser como cualquier otro objetivo centrado, medido y mejorado. Se debe comunicar que la confianza es importante para la gerencia y el liderazgo. Se debe expresar que es lo correcto y lo económico. Una de las mejores maneras de hacer esto es hacer una medición inicial de la confianza de la organización y luego hacer un seguimiento de las mejoras a lo largo del tiempo.
La verdadera transformación comienza con la construcción de credibilidad a nivel personal. La base de la confianza es su propia credibilidad y puede ser un verdadero diferenciador para cualquier líder. La reputación de una persona es un reflejo directo de su credibilidad y la precede en cualquier interacción o negociación que pueda tener. Cuando la credibilidad y la reputación de un líder son altas, les permite establecer confianza rápidamente.
Hay 4 núcleos de credibilidad, y se trata de los 4 núcleos que trabajan en conjunto: integridad, intención, capacidades y resultados. Parte de la creación de confianza es comprender, aclarar, qué quiere la organización y qué puede ofrecerles. Sé el que mejor hace eso. Luego agregue a su credibilidad el tipo de comportamiento que genera confianza. (ver los 13 comportamientos de alta confianza a continuación). Luego, vaya más allá de usted como líder y extiéndalo a toda su organización. La combinación de ese tipo de credibilidad y comportamiento y alineación organizacional da como resultado una cultura de alta confianza.
Se han identificado 13 comportamientos comunes de líderes confiables en todo el mundo que crean y le permiten mantener la confianza. Cuando adopta estas formas de comportarse, es cómo hacer depósitos en una “cuenta bancaria” de la confianza de las demás personas en usted.
En definitiva, confianza en sí mismo (la confianza que tiene en sí mismo, en su capacidad para establecer y alcanzar objetivos, mantener compromisos, guiar su conversación y también con su capacidad para inspirar confianza) en otros) y relación de confianza con los demás (cómo establecer y aumentar las cuentas de confianza que tenemos con los demás).
El trabajo de un líder es también confiar en los demás. No es una confianza ciega sin expectativas y responsabilidad, sino más bien una “confianza inteligente” con expectativas claras y una sólida responsabilidad integrada en el proceso. Los mejores líderes siempre lideran con una decidida propensión a confiar, en oposición a una propensión a no confiar. Como dijo Craig Weatherup, ex director ejecutivo de PepsiCo, “la confianza no puede convertirse en un multiplicador de desempeño a menos que el líder esté preparado para comenzar primero”.
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