Para lograr los resultados deseados, debemos cambiar el chip, “resetearnos” y echar a andar nuestra vida laboral y personal con hábitos, lenguaje y con el nivel de claridad indispensable para que pueda existir accountability.
Definir un lenguaje apropiado
Las acciones siempre generan energía y está precedido por el poder de lo que expresamos verbalmente. Hablar con un lenguaje definido y específico genera un sentido de pertenencia.
Hay palabras en nuestro lenguaje que provocan alejamiento y una energía negativa. El reto está en evitar esas palabras que nos alejan del accountability.
Este tipo de lenguaje, la mayoría de las veces, llevan consigo palabras de negación o evasivas, asignación de culpas que generan incertidumbre y al momento que negamos algo, abrimos un abanico de posibilidades sin resolver algo en concreto.
El lenguaje que nos aleja del accountability suele presentarse a manera de evasión, reproche o cuestionamiento de cualquier tema. Por ejemplo:
-Ya veremos
-Lo intentaré, pero no te aseguro nada
-Tal vez
-No sé
-Haré lo que pueda
– ¿Es necesario?
La evasión dentro del lenguaje es una modalidad limitante que nos bloquea, nos manipula y que, con frecuencia, lo tenemos arraigado inconscientemente en la vida diaria.
Y ¿cómo podemos comunicarnos asumiendo accountability? De manera simple, podríamos empezar a adoptar frases y palabras más propositivas. Por ejemplo:
-Sí
-No estoy seguro, pero mañana te daré una respuesta
-Puedo hacerlo
-Lo resuelvo
-Lo solucionamos juntos
-Haré que suceda
-No sé, pero lo averiguo
Pareciera una acción demasiado obvia, pero el hecho de comenzar a cambiar la manera en como nos expresamos, detonará acciones concretas y útiles para identificar qué cosas adicionales necesitamos hacer para avanzar y lograr resultados, así como reforzar la aplicación de una accountability basada en principios.
Una premisa importante de quien asume accountability es tener la convicción de pensar y actuar a diario de la manera necesaria para desarrollar soluciones efectivas, encontrar respuestas y sobreponerse a los obstáculos. En una cultura de accountability la gente se compromete en mente y corazón y cumple lo que dice que hará para garantizar los resultados sin importar los obstáculos que se tengan que enfrentar; actúa con apego a la verdad y se siente con la libertad de decir lo que piensa.
Comunicar expectativas específicas, generando claridad al 100%
Para lograr accountability necesitamos ser muy específicos, mucho más de lo que creeríamos que se necesita ser, pues la naturaleza imperfecta de la comunicación humana así lo requiere. Cuando no establecemos ni tenemos expectativas claras, no podremos actuar ni lograr que otras personas actúen efectivamente.
Las expectativas confusas nos arrastran a lugares inhóspitos, por lo que se debe definir clara y específicamente las acciones, el momento y los resultados que esperamos en nuestro trabajo o vida diaria. Cuando comenzamos a confiar en las “percepciones” o “interpretaciones” de los demás sobre nuestras propias expectativas, inevitablemente, nos deslizaremos por una pendiente.
Considerar y definir consecuencias al inicio de los proyectos o compromisos
Unos de los puntos débiles para el desempeño es la falta de claridad y comprensión sobre los beneficios y riesgos que obtendremos al tener un desempeño positivo o negativo.
Con consecuencias en mente, al tener una comunicación efectiva con tu equipo, el desempeño de todos se potencializará y se reflejará en los resultados de la organización, la satisfacción del cliente, la rentabilidad de los accionistas, las mejoras en la comunidad, etcétera.
La manera en cómo nos desempeñamos en cualquier actividad es, en última instancia, un reflejo externo de nuestro compromiso interno. Una vez que identificamos los obstáculos que nos impiden obtener una cultura hacia accountability, las consecuencias personales de nuestro desempeño se harán cada vez más evidentes.
Tomar la decisión sobre aceptar o no nuevos compromisos es la clave
¿Por qué muchas veces no hacemos lo que decimos? ¿De qué realmente nos hacemos responsables? En ocasiones tenemos que realizarnos éstas y otras preguntas más sobre los compromisos personales que asumimos. Cuando las cosas o los proyectos se comienzan a perder, las quejas comienzan a surgir y empezamos a echar culpas.
En muchas ocasiones esto no es intencional, prácticamente es parte de nuestra condición humana y, al ritmo en que avanza el mundo de hoy, solemos saturarnos de responsabilidades que sobrepasan nuestros límites funcionales.
Cuando estamos sobrecargados, a veces sin darnos cuenta, anticipamos tareas, pero sin un orden y lo hacemos de prisa debido a la carga de trabajo o por cuestiones de premura. Por supuesto es un tema de priorización.
Autores de referencia sobre el tema: Roger Connor, Tom Smith, Craig Hickman, Linda Galindo.
¿Qué acciones tomarás en tu negocio y en tu vida, en este sentido?
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