¿Por qué algunas personas tienen mucho más resultado en sus vidas y sus negocios que otras? ¿Qué hace realmente la diferencia para el éxito? ¿Inteligencia o comportamiento?
¿Ha tenido contacto con alguien extremadamente inteligente que ha tenido pocos resultados prácticos en su vida? Personas que a pesar de tener un IQ (coeficiente intelectual o grado medible de inteligencia) por encima de la media, en la vida real parecen estar estancadas?
¿Y lo contrario? Personas que -a grosso modo- no tenían nada especial en lo que se refiere a la inteligencia, pero que tienen resultados realmente significativos en diversas áreas de sus vidas y de sus negocios?
Según una reciente investigación de la respetada Universidad de Stanford, en Estados Unidos, el comportamiento (la actitud!) tiene mucho más influencia para alcanzar resultados que la inteligencia. Se reporta con variados muestreos estadísticos y casuísticos que la actitud y el comportamiento tienen mucho más impacto positivo sobre la performance del individuo que su inteligencia. Sobre la base de nuestra experiencia como Coaches, esta afirmación es muy verdadera y comprobable.
Solemos decir que existe una fórmula que determina los resultados que tenemos en nuestra vida:
-Nuestros valores de vida determinan nuestros pensamientos;
-Nuestros pensamientos determinan nuestras emociones;
-Nuestras emociones determinan nuestras acciones y, por consiguiente,
-Nuestra acciones determinan los resultados que tenemos.
Explicando un poco mejor esta formula (gracias, Coach Adam Nockel, de Brasil, experto en estos temas)
Nuestros valores de vida, son nuestra esencia, se forman durante la vida, con especial influencia de nuestra familia y de nuestro entorno cultural y muchas veces se modifican con el transcurso de las experiencias que tenemos. Más que cuáles son nuestros valores, lo relevante es entender cómo nos relacionamos con ellos. Pues el mismo valor de vida puede tener significados diferentes para individuos diferentes.
Este diálogo interno con nuestros valores nos lleva a interpretar el mundo y todo lo que nos rodea de una forma única para cada uno de nosotros, esto se llama “atribución de valor”, el mismo hecho puede ser interpretado de forma diferente por cada uno de nosotros, y esta interpretación lleva a la atribución de valores al hecho.
Cuando racionalmente, de forma consciente o inconsciente atribuimos valor / significado a un hecho, automáticamente se genera un sentimiento / emoción a este hecho y esta emoción nos lleva a alguna acción o comportamiento.
La ley más justa de este mundo es la ley de causa y efecto, toda acción genera una reacción, muchas veces queremos cambiar el resultado que tenemos en alguna área de nuestra vida o nuestros negocios, pero no cambiamos la acción. El gran salto de calidad que necesitamos para tener grandes resultados es pensar de la siguiente manera “qué resultados quiero tener? ¿Qué comportamientos o actitudes puedo tener que me traen estos resultados? “.
Y ahí entra la cuestión del comportamiento, que supera, en su impacto real, a la inteligencia en lo que se refiere a resultados, pues existen básicamente dos formas de pensar, sentir y actuar.
Una de ellas son personas que piensan de forma abierta, que creen que siempre pueden mejorar, que enfrentan los desafíos creyendo que son capaces de superarlos y encontrar caminos para ello, tienen esperanza y fe en el futuro y actúan en el presente, son resilientes y persistentes.
La otra forma de pensar equivale a auto limitarse, muchos tienen pensamientos cortos y paradigmáticos, tienen un sentimiento de soberbia. Se creen mejores o más inteligentes que otros, o creen que los desafíos son infranqueables, limitan sus soluciones y pensamientos a modelos fijos, su nivel de resiliencia es bajo y se desaniman frente a los desafíos, tienen poca fe y esperanza en el futuro.
Lo más importante de todo esto es que son comportamientos y actitudes aprendidas, por lo tanto las podemos cambiar. Nadie está obligado a ser de una forma u otra, cambiar todos cambiamos, ahora evolucionar, mejorar es una elección que depende única y exclusivamente de nosotros.
Reemplazando pensamientos negativos por pensamientos productivos
Aunque la mayoría de nosotros no pasamos el tiempo analizando en nuestros pensamientos, el hacer un “stop” y tomar conocimiento de los hábitos de pensamiento resulta útil en la construcción de la resiliencia. Pensamientos exagerados y negativos, como “No puedo hacer nada bien”, nos impiden alcanzar su pleno potencial. Es imprescindible tomar control de esos pensamientos negativos antes de que se conviertan en una espiral inconsciente e desbocada e influyan de manera visible en nuestro comportamiento y en los resultados que logramos en todos los ámbitos de la vida.
Se trata de identificar y reemplazar pensamientos excesivamente negativos con pensamientos que son más productivos. Los pensamientos productivos no necesitan ser extremadamente positivos, pero deben ser realistas. Un pensamiento más equilibrado puede ser: “Tengo algunas debilidades, pero también tengo muchas fortalezas”. Cambiar sus pensamientos requiere un monitoreo constante, pero el proceso puede ser instrumental para ayudarlo a convertirse en su mejor yo.
¿Qué acciones tomarás en tu negocio y en tu vida, en este sentido?
Comentarios e Información: josevillacis@actioncoach.com – www.coachpepevillacis.com – Cel. (442) 263-3009
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